17 de junio de 2006

EL APRENDIZ DE SOCHANTRE Y SU KHORO

Ayer estaba algo cansado, así que me di un homenaje en forma de pequeña siesta y tuve un sueño raro, raro, raro. A ver, brevemente. Me encontraba de paseo por el ágora de la ciudad y me encontré frente a frente con “hybris”. Casi me doy de bruces con él, pero gracias a su escolta pretoriana se salvo la situación. Eso sí, me dedico una sonrisa franca, abierta, cordial, y en sus ojos azules vi reflejada una paz duradera. La hermandad de todos los pueblos del orbe. Conocí el significado del término “Alianza de Civilizaciones” en las pupilas de ¿un mortal?

A ver si soy capaz de explicarme. Con el que tuve la inmensa y onírica suerte de cruzarme no era el “hybris” de todos conocido ¡ja!. No, no. El que se plantó frente a mis narices era un homo “hybris” en su vertiente de “koros”. La hartura vaya. Esa hartura propia de los poderosos de la Grecia de Solón y Teognis. Esos que, tocados por el cetro de una poderosa deidad, y no sabiendo conformarse con lo que poseen, no sabiendo refrenar sus ansias de abarcarlo todo, todo, todo, acababan cayendo en la tentación del abuso de poder. En pretensiones injustas e impropias de un espíritu equilibrado.

¿Les suena a chino cantones? Pues a mí no. El divino linaje de nuestro "aristoi" de la política lo ha convertido, por arte de birlibirloque, en "kakistoi" a causa de su "hybris". Este desenfreno político mediático es hijo de la hartura y, antaño maricastaño, no sólo provocaba la ira de los dioses, sino que atraía la desgracia sobre los ciudadanos, sus tierras y sus mujeres en forma de epidemias, plagas y esterilidad. ¡Coño, pero que dice este tío! ¿Se te ha ido la pinza abusando del LSD o qué leches te pasa Finito?

El rey Minos que estaba felizmente casado con Pasifae, necesitó recurrir a la ayuda del dios Poseidón para acceder al trono de Creta. Y Rodríguez, Maragall & Company a la de los “maulets” –no confundir con “maula” ¿o quizás si?- de Carod para auparse al trono de Jaume I.

Como es sabido desde antiguo, Poseidón no era un tonto a las tres. Así, y para que los cretenses aceptasen a Minos como soberano, hizo salir del mar a un espléndido toro blanco como señal divina. A cambio de la protección del dios marino que hace rugir las aguas, Minos prometió matar al toro blanco como muestra de sumisión. O tal vez, como muestra de que el poder en Creta lo detentaba Poseidón y que el de Minos no era más que un poder delegado. Otia tronko ¿eso del poder delegado no es lo de la democracia? Pos no se, a mi me pilló la ESO y pasaba de curso aunque suspendiera todas. Pero sí, o es democracia o es demografía. ¡Total, solo cambian dos letras!

Pero Minos era un gobernante avisado, se ajustó al canon, e hizo lo que hace cualquier buen político. Hete aquí que incumplió su promesa. Para eso están las promesas en política ¿no? ¿Que qué se le ocurrió? Pues en vez de ajusticiar al torito blanco lo dejo con vida y lo envió a pastar a su finca, sacrificando a otro morlaco en su lugar. Vamos, que una vez que se hizo con la corona; una vez convertido en rey, pareció olvidar que debía su soberanía al favor de la divinidad de Poseidón. ¡Malo, malísimo! Engañó sin escrúpulos a quién le había ayudado, dándole gato por liebre.

Ya, ya. Anda Finito, que se va a quedar la cosa así. ¡Pues no, tienen ustedes razón! Poseidón pasa factura. Ahora se ha puesto al día y la gira cada cuatro años. Y a lo mejor alguno se lleva un susto y no sale de su asombro cuando Pasifae asome la testuz, se líe con el torito blanco y alumbre al Minotauro. Justo, ese bicho con cuerpo de toro y cabeza humana.

Como soy novillero esta historieta me la enseñaron en la escuela de tauromaquia. Por cierto. No se lo digan a nadie y guárdenme el secreto. El caso es que me han comentado que en la Facultad de Derecho de León hace años hubo un profesor que debió de explicar mal esta historieta de Minos, Poseidón, el toro blanco y demás, en las horitas dedicadas al “Derecho Político”. Un alumno aventajado solo escuchó la primera parte, se lo creyó todo al pie de la letra, salió corriendo, imploró la ayuda de los votantes del Olimpo hispano y ya ven donde ha llegado. Eso sí, el sochantre leonés se olvidó de sus promesas y ya ha llegado al “koros” olvidándose de matar al torito.


Pues machote, no le arriendo la ganancia al Mino Moncloita. ¡Que Zeus le pille confesado cuando llegue Pasifae-Otegui y se la pegue con el Minotauro!


Finito de Aldeatejada –A la sazón novillero-