17 de mayo de 2006

ELEGANTES

No soy elegante, por eso hablaré de otros. La elegancia es una cualidad innata que se tiene o no se tiene. Sin embargo el físico también es importante. A mi me condiciona el físico. A ver yo soy bajito -1,50- y gordo -94 kg-. En consecuencia cualquier adorno de mi personalidad que pudiera tener para ser elegante queda desvanecido por mi anatomia

La elegancia no distingue entre varones y féminas. Recurramos al famoseo. Audrey Hepburn era elegante, Donatella Versace no. Pierce Brosnan es elegante, Danny de Vitto, no. Entonces ¿Belleza física y elegancia se encuentran en necesaria comunión?. Pues no. Hay muchos de ejemplos de mujeres y hombres del mundo del espectáculo que pueden ser atractivos, pero en absoluto elegantes. En este ambiente es más común el hortera de libro. Se adornan hasta el exceso, abunda lo soez, las expresiones desabridas, la ostentación y el mal gusto. Es decir, abunda todo aquello que está reñido con la elegancia.

No se a que se debe, pero hay cierta tendencia a asimilar riqueza y poder adquisitivo con elegancia y no es así. Por ejemplo, en la India hay una cantidad ingente de pobres que son elegantes y en Japón a la inversa.

La elegancia es un compendio de buen gusto, equilibrio, naturalidad, prudencia y expresión corporal. Incluye la forma de saludar, de caminar, de hablar. Todo ello se funde y se proyecta hacia el exterior. Por eso los "rankings" sobre elegancia que se difunden en determinadas revistas son de coña marinera. Hacen la pelota a cuatro famosetes y confunden a Paris Hilton con Grace Kelly. Si la barbie Hilton es elegante, Evo Morales es el Conde de Monte Cristo.

Las mujeres elegantes me enamoran a primera vista. ¡No lo puedo remediar! A los cuatro años estaba enamorado hasta el tuétano de mi profesora que tendría unos 23. ¿Que tenía aquella ninfa? Era elegante y, debo reconocerlo, muy, pero que muy guapa. ¡¡¡Que mujer!!! Era la versión mejorada de Monica Belluci. En el norte de España, en Bilbao y en San Sebastián particularmente, hay muchas mujeres elegantes. Por eso me gustan las vascas, suelen ser elegantes. Desde luego, las que yo conozco, lo son y mucho. ¿Qué tengo suerte? Pues no, se elegir.

A mí, como novillero me gusta el toreo con el capote porque me parece más elegante que la muleta. Una verónica de libro es la plasticidad... la elegancia en estado puro. A ver si adelgazo un poco y tomo la alternativa. ¡Va por ustedes, elegantes!

Finito de Aldeatejada. –A la sazón novillero-