28 de abril de 2006

EL PATIO DE MI CASA...NO ES PARTICULAR

¿Qué es España? ¿Qué somos los españoles?. Es más ¿Existe España? ¿Existimos realmente los españoles? Somos ¿un país, una nación, un conjunto de “realidades nacionales”? Pues a este paso, y según la imbecilidad crónica de cierta clase política, ni somos, ni existimos, ni hemos sido.

Por partes. El debate solo se produce una vez que cruzas los Pirineos, el estrecho de Gibraltar o la frontera portuguesa. Allende nuestras tienen claro que España existe. Y no como “realidad nacional” ni dislates similares. España es tan Estado, tan Nación, como Alemania, como Brasil o como Dinamarca. ¡Se acabó el debate! Si tomamos como punto de partida para la reflexión esta premisa España existe.

En los organismos e instituciones internacionales España está reconocida no de ahora, sino desde hace muchos pero que muchos años, como una nación. Tan es así que, para recordárselo a ciertos sujetos, desde Bruselas acaban de declarar que ni el galego, ni el catalá, ni el euskera pueden ser utilizados en el Parlamento Europeo. ¡Breogán, Jordi, Joseba, si queréis hablar en vuestros respectivos idiomas perfecto... pero en vuestra casa! Y también en vuestro hogar podéis contar a vuestros nietos las historietas del antepasado Suevo, Vascongado o Catalán que luchó con denuedo contra el invasor “español”. Podéis ilustrar libros con una semblanza histórica hecha a vuestra medida. Podéis dedicaros a la soka-tira, a hacer butifarras o a "influxo da queimada o da Santa Compaña". Sin embargo, en cuanto toméis un vuelo con destino internacional y, os guste o no, sois españoles. ¡Blanco y en botella!

El asunto resulta por tanto irrisorio. España es una comunidad de propietarios en régimen de propiedad horizontal con 17 vecinos. Unos, como Castilla y León, tienen viviendas mucho más grandes que otras –véase el principado de Asturias-. Es tan grande que unos quieren dividir el fundo en dos: por un lado el Reino de León –León, Zamora y Salamanca- y por otro el de Castilla –resto de provincias-. Hay otros castellanos que desean que el pisazo vuelva a ser lo que fue antaño Castilla la Vieja y, por tanto, hacerse con Cantabria y La Rioja –cualquier tiempo pasado fue mejor-.

Otros comuneros, los que tienen lengua propia, tienen un especial interés en modificar los estatutos comunitarios y en quedarse con la morada del vecino. Algunos vascos quieren tirar el tabique que les separa de Navarra. Ciertos catalanes ampliar sus metros cuadrados y hacerse un duplex a costa de la Comunidad Valenciana. Una minoría de gallegos, como no quieren ser menos, aspiran a coger el trastero del Bierzo.

Los políticos patrios deben estar faltos de ideas, o viven en otro mundo, si su principal preocupación no es otra que revisar el modelo territorial interno y querer enfrentar a los convecinos. No se dan cuenta que España, les guste o no, seguirá siendo lo que es y ha sido desde hace siglos. Un conjunto de pueblos con sus idiomas, costumbres y particularidades que, precisamente por su diversidad, se complementan y enriquecen. ¡Un bloque de vecinos en régimen de propiedad horizontal! ¿Que el edificio puede necesitar ciertas reformas? De acuerdo. Pero el forjado, la estructura y las paredes maestras deberían seguir siendo las mismas.

Este novillero tiene la suerte de ser un mestizo ibérico. Por mis venas corre sangre sueva de pura cepa D.O Ribeiro. Catalana con más denominación de origen que el vino del Penedés, y Castellana en otro porcentaje no menos importante. Además, y por si fuera poco, tuve la gran suerte de vivir muchos años, aquellos que marcan tu vida, en el País Vasco. Vamos, que soy un sujeto afortunado porque he disfrutado, y lo sigo haciendo, de lo mejor de cada uno de mis vecinos.

Finito de Aldeatejada –A la sazón novillero-